domingo, 3 de octubre de 2010

El cuento de María Sarmiento...

Ya han pasado varios días y las ganas de hablar sobre el tema, no se me van.
La visión que quiere emerger, no la tengo clara, sólo sé que necesito hablar del mundo en general y de los seres que lo pueblan, en particular. Y, concretando más... diré que quiero hablar sobre las pequeñas cosas que hacen de la vida un algo aparentemente coherente y con enjundia, cuando todos sabemos que sólo es un cruce constante de caminos llenos de tropiezos y distracciones.
Muchas son las veces que algo nos sale bien tras una casualidad (?) favorable, una torpeza, un despiste, y aceptamos que nos valoren y cualifiquen como a persona apta, capaz, casi sabia. Incluso cuando la duda de dicha realidad parte de nuestro propio criterio o convencimiento, seguimos aceptando un reconocimiento que, sospechamos, no nos merecemos. Pero contemporizamos llenos de orgullo.
La vida no llega con libro de instrucciones. La vida, sale adelante con o sin nosotros... al márgen nuestro. Así, podemos trabajar sacrificadamente durante largo tiempo para no conseguir el resultado esperado y, otras veces, sin saber muy bien cómo, nos encontramos con sueños cumplidos u objetivos alcanzados.
Algo así le pasó a Jon Manteca
Andaba por allí y, de pronto, vio cómo su entorno más inmediato le facilitaba la forma de descargar su furia, y así lo hizo. Y su imagen se usó y utilizó con variados fines, todos ellos ajenos al propio Cojo Manteca, tal como fue apodado el churumbel...
Hemos vivido una huelga general. Y no han faltado ni los piquetes "informativos", ni las cargas policiales, ni las expresiones anti-sistema, ni los que opinaban a favor ni los que opinaban en contra. Han abundado las críticas escritas, las fotos-denuncia, los artículos de opinión, las convocatorias en la red y los disturbios con difícil calificación.
Los Sindicatos, todos ellos bastante acomodados al sistema desde hace años, pretendían que la gente saliera a la calle a reivindicar algo que, he detectado con horror, no han sabido comunicar y divulgar lo suficiente. Sí, la huelga fue un éxito, pero podía haber sido mucho más contundente y haber paralizado a toda España.
¿Nos puede servir ésta huelga para algo positivo?
Sinceramente, espero que sí, aunque yo, personalmente, estoy contenta también por otra cosas menos observadas, seguramente, en un acontecimiento de ésta índole:
Estoy contenta porque por fín, aunque sea de una forma desnaturalizada, los sindicatos están retomando al parecer, su motivo para existir y se han decido a soliviantar el ánimo de la gente para que grite en favor de unos derechos que, a nuestros antepasados más cercanos, les costó mucho conseguir. Así que, como digo, estoy contenta porque los sindicatos quieren dejar de ser acomodaticios para volver a ser un grano en el culo.
También estoy contenta porque, a muchos y muchas que se dedican a quejarse y a no molestarse en encontrar soluciones, de repente, han visto que el pan no cae del cielo y que los filetes no brotan en la nevera, sino que hay que luchar y gritar para defender esos derechos que parece que han nacido con nosotros pero en realidad, son éxitos conseguidos y conquistados en unos tiempos no tan lejanos, en los que, por ejemplo, tener seguro médico era impensable o bien, descansar los domingos, a pesar de que la Iglesia nos decía que en domingo era pecado trabajar... pero era pecado según conviniera, claro, porque por muy pecado que fuera, si al señor cura había que coserle la sotana, por muy pecado que fuera, se le cosía y en paz.
Estoy muy contenta porque, por fin, estamos canalizando nuestras quejas al Gobierno, sin el fantasma del miedo a los PPeros. Presiento que algo importante ha cambiado... presiento, que ni poniéndoselo en bandeja, los PPeros van a poder estar a la altura que España require. Y me alegra mucho, que de una forma sutíl, esté calando en la conciencia de la gente.
No todos somos iguales. No todos tenemos las mismas opciones, las mismas capacidades, las mismas oportunidades. Pero, la diferencia entre la derecha y la izquierda es, que la primera considera que sólo "ellos" tienen el derecho a esos privilegios y lucha para que su establishment no cambie mientras que la segunda, lucha para que haya justicia social y busca la igualdad de todo ser humano.
Estoy muy contenta porque, a mi juicio, ha brotado una nueva forma de concienciación de clases.
No todos los contemporáneos a la Huelga 29s saben qué ha pasado. Algunos, se quejan de los sucesos generados durante la jornada de paro, como si estuvieran cuchicheando junto a "la princesa del pueblo" No tienen memoria histórica, y ni la tienen ni se la espera...
Hay mucho esnob y mucho memo, mucho ignorante de vocación, mucho malvado con decisión, muchos intereses creados y muchos, muchos, Cojo Manteca...
Estoy contenta porque, muy sutílmente, estoy percibiendo, repito, que algo ha cambiado.
Hemos sido capaces de gritar contra unas medidas que un gobierno de izquierdas a promulgado, unas medidas que no son dignas de una idiología progresísta.
Seamos capaces de seguir defendiendo nuestra ideología sin perder el norte, sin perder la conciencia de clase, sin perder la dignidad, exigiendo la coherencia de ésa idiología y de las personas que la tienen que materializar...
Ahora, os voy a contar un cuento:
En uno de esos cruces donde mil cosas se entrelazan, los que mandan en Europa (un lugar donde queríamos estar), exigen al presidente que tome unas medidas (necesarias para salir de la crisis, cosa que todos queremos que ocurra) y él, con los mandamientos en la mano, se dispone a hacer lo que le dicen sin traicionar a sus votantes (cosa importante, no faltaba más) y presumiblemente a sí mismo (la puñetera coherencia), pero le salen unos cuantos mandamases patrios llenos de deudas y trapicheos diciéndole que ande con cuidado porque son ellos en realidad los que tienen que contratar y pagar los sueldos (por mucho que el Estado ayude ya de mil maneras)... el presidente acude a quejarse a los que le mandan en Europa y ellos lo envían a casa riñéndole porque al parecer no sabe cómo manejar a sus hijos pródigos (pobrecitos ellos, que quieren acabar con la crisis, arrepentidos de sus trapicheos y ganancias personales descomunales), y entonces, no tiene más remedio, si quiere acabar decentemente su carrera política, que establecer y defender unas medidas anticrisis que halaguen y den confianza a los que tienen la sartén por el mango... a costa de los de siempre claro (grupo al que, supuestamente, él también pertenecía antes de ser presidente), imaginándonos (quizás), medio adormecidos por el consumismo y la vida fácil e incapaces de levantarnos contra él y sus medidas.
Colorín, colorado, éste cuento se ha acabado... ¿o no?
Moraleja: lugar donde viven muchos de los que han causado la crisis.
¿Para cuándo la huelga contra los bancos?
¡Lo digo en serio!
¿Cuándo?
Queralt.

Sobre las autorías:

La mayoría de las fotos que ilustran este blog las he recogido en la red y son anónimas pero, si alguien se siente vulnerado en la autoría de alguna de ellas, no tiene más que decirlo y serán suprimidas o, se hará constar el nombre de su autor.

Mi Kay, mi perrita...

Mi Kay, mi perrita...